Evita ser víctima de robo de información personal y financiera a través de mensajes de texto, spam. Para ello, la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco) explica y da algunas recomendaciones.
La Profeco menciona que el spam son mensajes de texto no solicitados ni deseados que pueden ser ocupados para engañar al usuario.
El spam en comunicaciones móviles puede ser utilizado para cometer algún fraude, vender algo o engañarte para que proporciones información personal como nombre de usuario, contraseñas o claves de acceso.
Estos mensajes vienen acompañados de textos sobre premios o apoyos económicos, productos o servicios a precios de remate, falsas ofertas de trabajo, inscripciones en programas de gobierno e incluso asesorías sobre cargos a tu cuenta bancaria o tarjetas bloqueadas.
La buena noticia es que este tipo de mensajes se pueden bloquear.
- Abre la aplicación de mensajes.
- En la pantalla principal, mantén presionada la conversación que quieras bloquear.
- Selecciona bloquear y luego aceptar
Otra acción que puedes realizar es registrar tu número de celular en el Registro Público para Evitar Publicidad (REPEP).
Este registro fue creado por la Profeco como un mecanismo de protección que servirá para facilitar el ejercicio del derecho de los consumidores a no ser molestados con publicidad no deseada y a que su información no sea utilizada con fines mercadotécnicos o publicitarios.
En el REPEP podrás registrar tu número y evitar publicidad de los sectores de comercio, telecomunicaciones y turístico.
La vigencia de la inscripción en el REPEP será indefinida, por lo que la cancelación será de forma voluntaria en cualquier momento a solicitud del consumidor.
Considera que quedan excluidas del REPEP las organizaciones políticas, entidades de beneficencia y encuestadores telefónicos, siempre que no publiciten bienes, productos o servicios.
Lo más importante es que no compartas información personal o financiera a través de mensajes de texto o correo electrónico, incluso si parecen provenir de fuentes conocidas. Los estafadores a menudo fingen ser instituciones legítimas.